Los Ángeles, 24 Sep (20 Minutos).- Muy probablemente, y a pesar de que ya había participado en grandes títulos con anterioridad, Ethan Hawke se hizo un hueco en la memoria colectiva con su papel en El club de los poetas muertos (1989) junto a Robin Williams. Lo tenía todo para ser una superestrella de Hollywood, pero el actor siempre ha mantenido un buen equilibrio entre los taquillazos y los proyectos independientes ya que, como él mismo ha mantenido siempre, no quiere hacer caja sino «simplemente ser un buen actor».
Tal vez por eso, también, ha intentado llevar una vida privada y familiar alejada de los flashes.
En 1998 contrajo matrimonio con la también actriz Uma Thurman, con quien tuvo dos hijos: Maya, también actriz (conocida por su papel en Stranger Things), que nació ese mismo año, y Devon, que llegaría cuatro años después, en 2002, y que acaba de empezar su carrera interpretativa.
El que Hawke define como uno de los mejores momentos de su carrera llegaría a principios de los años 2000, cuando ganó el Oscar a mejor actor de reparto por su interpretación del policía novato Jake Hoyt en Training Day, junto a Denzel Washington. Sin embargo, este hito se sumó a uno de los momentos álgidos en la carrera de Thurman, que se embarcaría en Kill Bill en 2003. Según Hawke, él solo necesitaba «un hogar tranquilo donde crear una familia», y la acumulación de la fama de ambos estaba lejos de permitirlo.
Aquella situación tuvo varias consecuencias inmediatas. El actor le fue infiel a Thurman con la que era la niñera de sus dos hijos, Ryan Shawhughes. Por otro lado, la infidelidad derivó en separación y el actor vivió durante dos años en un hotel, donde comenzó a escribir como forma de canalizar la depresión y también para explorar su faceta como escritor.
Nos encontramos, desde entonces, una estrella de cine que finalmente consiguió lo que quería: una vida familiar paralela y alejada (en lo posible) de su imagen pública, cuando se casó en 2008 con Ryan Shawhughes, ahora Ryan Hawke, con quien tuvo dos hijos más.
El actor, que encontró un gran refugio en el teatro, ha seguido primando desde entonces los papeles que, a su ver, le permiten hacer una buena labor de interpretación por encima de los papeles que se prevén un éxito en taquilla, además de desarrollarse como guionista y productor.
Sin embargo, su faceta más desconocida sigue siendo la de escritor: Hawke ha publicado varios libros, como Estado de excitación (2007) o Reglas para un caballero: guía para una vida noble (2017). A finales del año pasado, la editorial Almuzara publicó en español su última novela, Un brillante rayo de oscuridad, en la que cuenta la historia de William Harding, una joven estrella de Hollywood atormentada tras el fracaso de su matrimonio, en la que Hawke ha reconocido haber usado su propia experiencia tras la separación de Thurman, «el momento más difícil» de su vida, como inspiración e hilo conductor.
Apenas unos meses después, ha llegado a las librerías de España, con el sello de Planeta Cómic, Meadowlark, la que es la segunda novela gráfica del actor, en colaboración con Greg Ruth, con quien también había hecho la primera (Indeh, 2017, Ed. Oberon).
Meadowlark salió a la venta el pasado 26 de junio. Hawke guioniza aquí la historia, que transcurre en un único día, de Cooper, un joven que lucha por sobrevivir a las consecuencias de las malas decisiones tomadas por su padre.