Miguel Bosé presenta sus memorias

Ciudad de México, 17 Nov (Excélsior).- El músico Miguel Bosé presentó sus memorias, ‘El hijo del Capitán Trueno’, reconociendo que le habría «gustado ser conocido en el mundo entero, como Julio Iglesias», aunque también se da por satisfecho con la fama alcanzada a lo largo de su carrera.

«Es verdad que soy muy conocido en América y algunos países de Europa, pero después se acabó: me paseo por Asia y soy un blanco más», ha resaltado el autor de ‘Amante bandido’, quien no obstante ha explicado que en su día a día hay mucho de reconocimiento y «más selfies que autógrafos».

«En los países en los que soy conocido hay reglas y límites, lo único que antes eran autógrafos y ahora selfies y yo prefiero los primeros, porque hay días malos», ha comentado con humor Bosé.

«Eso sí, espero que esto dure, porque en el momento en que no te pidan nada, malo», añadió entre risas.

‘El hijo del Capitán Trueno’ aborda los años de la infancia y la juventud de un Miguel Bosé temeroso de su padre Luis Miguel Dominguín y arropado por varias personas cercanas, desde su madre Lucía Bosé hasta el pintor Pablo Picasso, amigo de la familia. Esta primera autobiografía –que hace pensar que tendrá continuación– concluye en abril de 1977, con su primera actuación en público en el Florida Park de Madrid.

«Pensé que era bonito explicar la infancia en primera y tercera persona para entender lo que ocurrió después: uno es fruto de lo que le pasa en la adolescencia», ha señalado el músico, insistiendo que de esa parte de su vida es «inédita, porque hay muchas fotos pero faltaba el relato».

El fuerte carácter de su padre, el torero Luis Miguel Dominguín, ocupa una gran parte de estas memorias.

«Sí le he perdonado, aunque realmente no había que hacerlo, porque cuando uno crece termina por hacer cosas peores de las que pensaba que iba a ser capaz. Entendí que lo que tanto me dolía lo estaba repitiendo yo, que heredé su genética», ha asumido.

De hecho, el cantante reconoce que su infancia fue un ejercicio de «supervivencia» al tener que ‘competir’ con el brillo de sus padres.

«Tuve que sobrevivir a dos monstruos sagrados que me eclipsaban», apuntó, para luego ir más allá con su padre, quien «se sintió avergonzado por no saber en su momento lo que iba a ser».

«No sabía como terminaría la relación con mi padre, porque estaba en el imaginario lo de ser machote, rudo y cazador, y yo era un chico sensible y me gustaba la lectura. Era un niño raro que levantaba sospechas entre la casta de toreros», ha apuntado el intérprete de ‘Don Diablo’.

En cualquier caso, Bosé reconoce que la relación con su padre tuvo un punto de inflexión después de un safari a África en que el comportamiento del torero hacia su familia fue terrible.

«Ahí fue algo liberatorio, porque supe que no tenía sentido pelear más», aseguró para rescatar una anécdota posterior que demuestra que se le dio la vuelta a la tortilla.

«Un día mi padre tomó un taxi, se giró el taxista y le dijo: ‘yo a usted le conozco, es el padre de Miguel Bosé'», señaló con humor. Bosé ha explicado que a día de hoy vive «en una casa más convencional» en la que tiene «justamente todo aquello que faltó» en su infancia.

«Tengo que recuperar los abrazos perdidos», ha indicado.

El libro también habla de otras personas que rodearon a su familia, como Ava Gardner –«odiaba que dijeran sobre ella que era ‘el animal más bello del mundo'», recordó– o Pablo Picasso, del que deja una imagen «desconocida»: «tierno, un abuelo que ejerció de apoderado». «Además, los dibujos que tengo de él no valen nada, porque están en un papel sin firmar. Siempre digo que no tengo Picassos, sino Pablos que no valen nada», ironizó.